Me desperté de madrugada. Simplemente, se abrieron mis ojos y yo estaba (creía estar) totalmente lúcido. De pronto, un pensamiento se formó casi solo en mi mente: la razón por la que la numeración de los minutos termina en 60 debe ser para que no pueda formarse el número de la bestia con la hora y los minutos.
Volteé a mirar el reloj. Eran las 3:33. La mitad. Me di cuenta de que era la mitad.
Y que yo era medio bestia.
(Me encantaría decir que es un cuento que inventé, pero es la pura verdad).
Esverdad. Eres medio bestia.
ResponderEliminarUh... gracias, Felipe.
ResponderEliminarJajajajajajajajajajaja. No puedo parar de reír. Esas vocecitas en tu cabeza hermano un día te van a volver loco de remate... pero cómo me diviertes. Besos.
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