A riesgo de asustar a los más sensibles lectores, a continuación algunas fotografías de la escalofriante criatura resultante, así como del Docktorr Pablenstein y sus ayudantes.
El docktorr e Igora-T, felices de que el engendro mueve una mano si se le jala una pata (sistema de poleas interno).
El docktorr e Igora-AK, celebrando el gran logro que significa la cabeza móvil.
La etiqueta del monstruo, como debe ser, indica su lugar de construcción e incluye su código de barras. El detalle también permite admirar el sistema de brazos extensibles.
Genio.
¡Qué linda familia de científicos, Doctor! El modelo está relindo. ¿Ya lo patentaron? Quiero uno cuando los empiecen a fabricar en serie, si no es mucho pedir, autografiado por el Dr. Pablo.
ResponderEliminarjajaja Que maravilla!!! ;-)
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