miércoles, 29 de julio de 2009

El tiempo para atrás

Yo estaba sentado sobre una roca, frente al mar. El maestro Sirio llegó, como siempre, sin avisar pero muy oportunamente.

Sirio: Estás triste.

Yo: Tal vez, maestro. Pensaba en que Pablo, hace 4 años, fue revolcado por una ola, y me pareció terrible. Era casi un bebé entonces. Pero hoy, ese mismo niño estuvo brincando olas, y siendo revolcado, y ya no me pareció terrible, sino que fue algo normal... va creciendo rápido.

Sirio: Va creciedo rápido y tú sientes que la vida junto a él se te va acabando ¿verdad? sientes que te quedan pocos años de ir de su mano.

Yo: Sí.

Sirio: Eso es porque miras la vida sólo en una dirección. En algún momento, te dijeron que lo que va a pasar, eso que está en el futuro, es lo que podrás disfrutar.

Yo: pero justo es así ¿no?

Sirio: Sí. Pero ¿por qué darle menos valor a lo que ya pasó, eso que está en el pasado, y que ya pudiste disfrutar? Son simétricos. Son igual de valiosos. Son tuyos, los dos.

Me levanté y me fui a comer. La comida estuvo muy rica.

2 comentarios:

  1. Querido Doc

    Un placer leerlo nuevamente, temia que hubiese abandonado este espacio.

    No tema Doc, Pablo es un niño maravilloso y se convertira en un hombre igual, porque usted le conto cuentos perfectos, lo dejo crecer y le ayudo a levantarse ( y las que faltan), pero nunca dejara de requerir su mano, quizas no para ponerse de pie, pero para reconfortarse nunca sobran.

    Y mas haya de la presencia fisica lo que le ha dado -y dara- perdurara siempre.

    Besos Doc y besos para Pablo tambien

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  2. Ellos crecen, nosotros envejecemos. Ellos van hacia la vida, nosotros venimos de ella(a veces hasta malvivida). Ellos son puras expectativas e ilusiones, nosotros ya sabemos para dónde va la cosa y qué no se puede ni se debe esperar ya. A ellos les aguarda una vida de hechos y a nosotros- si no nos da Alzheimer-una vida de recuerdos. Así funciona esto, doctor. Es el inexorable programa que el Hacedor dejó funcionando cuando se largó de por todo esto.

    No se despachurre. ¡No señor! Mírelo así:

    ¡Qué bueno que todavía tengamos dientes para disfrutar de una comida rica, a pesar de la crisis mundial y demás hierbas!

    ¡Qué bueno que todavía ellos nos quieran acompañar a la playa en vez de irse de su cuenta con sus cuates (pero con nuestro coche y nuestra tarjeta de débito)!

    ¿Se fija que no es como para ponerse triste... todavía?

    Saludos

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