sábado, 11 de mayo de 2019

Me encontré en el metro

Esta mañana me subí al metro como casi todos los días. El vagón no iba demasiado lleno, y yo iba de pie, bien agarrado al tubo y escuchando música con audífonos. 

Algo llamó levemente mi atención: un pasajero que iba sentado a unos metros de mí, tenía un suéter parecido a uno que yo tengo, aunque más desgastado. Abrí mi panorama para ver un poco más del viajero. Sí, su suéter era idéntico al mío, probablemente incluso de la misma talla, pero con más tiempo de uso. No pude dejar de admirar que, aunque el portador parecía tener alrededor de 65 años, vestía de la manera  que me parece a mí más práctica: unos pantalones de mezclilla cómodos, unos tenis que parecen paso de gato por lo bien que amortiguan al caminar, nada de relojes ni cadenas, un teléfono compacto y sus lentes muy sólidos y discretos. Un nómada urbano, tal como yo.

Aunque... los lentes tenían algo. Algo que los hacía parecidos a los google glass, pero al mismo tiempo, distintos (tal vez más ligeros y con añadidos más pequeños). Tenían unas pequeñas aplicaciones rojas a cada lado, que los hacían ver muy futuristas.

Cuando mi mirada llegó hasta sus lentes, me fijé también en su rostro y su expresión. Su expresión era interesante. Tenía la vista hacia abajo, y una pequeña sonrisa. Mi interpretador de expresiones automático, desarrollado a lo largo de milenios de evolución me ofreció como traducción automática de ambos elementos del gesto: "Uy, uy, no me veas, que me descubres... aunque tal vez ya me has descubierto. Qué bien".

Cuando me fijé más en su rostro, empecé a sentir calambrito. Su rostro se parecía al mío. O mas bien, al rostro que pienso que tendré cuando cumpla 65 años.

Hice un rápido recuento de mis pobres conocimientos de ciencia. Según yo, el grafeno empieza a tener aplicaciones comerciales interesantes, los autos están a punto de liberarse del yugo de la gasolina, la terapia génica por un lado, y avances para mejorar nuestra vida a partir de modificar los tipos de bacterias que viven en nosotros por el otro están también a punto de despegar para ampliar nuestras expectativas de vida. Los experimentos del Gran Colisionador de Hadrones en general han dado información que comprueba cosas que se creían, pero de las que no se tenían evidencias, y se han descubierto algunas partículas de las que no se sabía... Nada que me dé indicios de que los viajes en el tiempo podrían ser algo cotidiano dentro de 15 años.

Entonces, es falso que ese que iba ahí sentado fuera mi "yo del futuro". Seguro sólo se parecía lejanamente a mí, y le gusta vestir práctico, igual que a mí.

Pero... esa sonrisa. Tan parecida a la que me ofrezco en el espejo cuando me descubro pensando cosas y me digo: uy, uy, uy, no me veas que me descubres.

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